Cuando un cántaro se rompe,
y no hay monedas en la fuente.
Cuando uno se despierta,
y ya no es indiferente.
Y no existen los destinos,
ni siquiera los divinos,
desafinan los metales,
sin principios ni finales.
La ciudad se queda sola
y nadie me da bola.
Hoy es hoy, ayer fue hoy, ayer...
Cuando te quedas adentro,
mientras se derrite el centro.
Siempre hay alguien al costado,
sin aire acondicionado.
Y no existen los relojes,
el verano esta caliente,
desafinan los pianos,
como todos los veranos.
La ciudad se queda sola,
y nadie te da bola.
Hoy es hoy, ayer fue hoy, ayer...
Y no existen los destinos,
ni siquiera los divinos,
desafinan los metales,
sin principios ni finales.
La ciudad se queda sola,
y nadie, nadie, nadie te da bola.
Hoy es hoy, ayer fue hoy, ayer
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