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¿Alguna vez pudiste quitar la viga de tira ojos?
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¿Y ver amanecer un cielo sin piedras en la corazón?
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Mil veces sentiste cruzar siete espadas en tus sienes
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quisiste amar pero era un tiempo terrible y extraño
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Recuerdas palabras escritas con tinta de sangre...
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Quien más me quiere es quien mejor me ofende
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Y el más sincero es quien mejor me miente
Mi amigo es aquél que me hace mirar
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Que un cisne blanco no es sino un cuervo vestido de negro
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Y lograste amar no solo a quien puso una trampa en tu lecho
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También al traidor que escogió tu prisión por un tiempo
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Y qué decir de aquél que intentó llevarte a su reino
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Pero un demonio famoso te hizo caer
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Un fuego tremendo del este se ha levantado
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Cuatro jinetes hicieron sonar sus trompetas.
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Porque amarga es vuestra dulzura, escuchad impíos
Ahora los relojes celestes han marcado la ruta donde Dios aparece
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En un sueño.
Tuviste veinte siglos para no olvidar
Que tierra se escribe con sed y tortura
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Que Sodoma y Gomorra no fueron una invención
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De un poeta maldito o un loco invertido
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Y en el trotar de tantos años no se hay liberado
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Y no contentos con esa pestes han condenado
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Los días del despojo y la guerra no han concluido
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Sendero de espinos y abrojo son la conquista
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Aciaga justicia en la boca de tus soldados
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Que ahora confunden su día con la noche más densa
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Un fuego tremendo del este se ha levantado
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Cuatro jinetes hicieron sonar sus trompetas.
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Porque amarga es vuestra dulzura, escuchad impíos
Ahora los relojes celestes han marcado la ruta donde Dios aparece
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En un sueño.
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El vientre de la Gran Ramera está putrefacto
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Perfuma su casa escarlata con sus hedores
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Aromas que atraen a los jefes de las naciones
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Maricas y cerdos erguidos con papel de Mesías
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Les dan de beber a sus críos en inmundos galones
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Mientras afila las amas de sus legiones
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Vampiros que cruzan los cielos de pueblos dormidos
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Aves siniestras que entonan terribles graznidos
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El miedo, el pavor y la muerte no fueron vencidos
Tuviste tantos siglos para despertar
Pero buscando tu comodidad
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Nunca saliste a luchar por otro destino
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por otro camino
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Un fuego tremendo del este se ha levantado
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Cuatro jinetes hicieron sonar sus trompetas.
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Porque amarga es vuestra dulzura, escuchad impíos
Ahora los relojes celestes han marcado la ruta donde Dios aparece
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En un sueño.
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