Una tarde ante el espejo
Vi mi rostro envejecer
Con mi carne hecha pellejo
Y la guadaña en la pared
Triste amnesia
Que anestesia
Y a beber, savia negra de un ciprés
Y a beber, el veneno de un ciempiés
Oí gritar en mi interior
Que las leyes no son diez
Escupiendo al superior
Recobré la sensatez
Cuando miro con sus ojos
Veo humanos nacer con sed
Cuando miro con mis ojos
Veo la bestia en la pared
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