Fue cuando el incendio de Granada,
cuando el gringo Walker todo lo arraso.
Tenía la Carmen Aseada tan sólo quince años,
quince años de edad;
testigo es el mismo Mombacho
que nunca un muchacho la Carmen logró,
porque era la Carmen arisca
como palomita de San Nicolás.
En aquel incendio tremendo
de entre la chamusca la Carmen oyó
el llanto de un pobre chavalo
que con el molote gateando salió.
La Carmen pepenó el chiquito
siendo un huerfanito
en el pecho lo hundió,
y así con el extraño aliño
robándose al niño
la lancha agarró.
Estribillo:
Así era la Carmen, la Carmen Aseada,
sus ojos tristones como dos tizones en la madrugada.
Así era la Carmen, la blusa floreada,
su cuerpo bonito con ese olorcito a ropa planchada.
**Repite los mismos acordes Gm-D7-Gm-G7-Cm-Gm-D7-Gm**
La Carmen cuidaba al timbuco,
le daba bejucos y raíces de amor,
quería que el chigüín la amara
cuando él arrimara los quince de edad,
por eso lo crió en Charco Muerto,
todo esto es tan cierto como existe Dios.
Soñó que el chavalo ya hermoso
sería su esposo con seguridad.
Con leche de cabra parida
la Carmen bendita al muchacho empachó,
con crema batida en Huacales
del propio Chontales al niño engordó,
siguiendo los sabios consejos
de un tal Pedro Ulate del río San Juan
le dio corazón de conejo,
titil de Zanate con miel de Zoncuán.
(Estribillo)
Me palabrió don Carlos Cuadra
que cuando el chavalo ya era matacán,
la dijo a la Carmen su mama,
mamita te cuento, me voy a casar.
Dicen que a la Carmen Aseada
de ardor la mirada hasta se le enturbió.
Le dijo convertida en tigra:
todo eso es mentira, vos sos mi varón.
Por Cristo que sos mi mamita
y esto de agorita no puede salir.
Acóstate hijo en el tapesco,
tranquilo y el resto dejámelo a mí.
Temblando se acostó el muchacho,
dicen que el Mombacho fuego vomitó;
la Carmen Aseada aquel día
por fin conocía lo que era el amor.
(Estribillo)