Carpintero de mi tierra,
salteño trabajador,
que con el alma contenta
() ()
cualquier herramienta le rinde mejor.
Huelen a cedro sus manos,
y a roble su corazón,
siempre en la misma tarea
golpea y golpea martillo y formón.
ESTRIBILLO:
Carpintero: ¡lindo oficio!
quien no lo quiere aprender,
déjeme maestro que cante
() ()
lo noble y fragante que hay en su taller.
Quiero ensamblar esta zamba,
a fuerza de garlopín,
y una vez que esté pulida
que tenga la vida del bilabarquín,
En una tarde cualquiera,
cansado de trabajar,
deja la changa y agarra
su vieja guitarra y se pone a cantar.
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