Sé que tú,
no quisiste hacerme daño;
y tampoco,
quisimos aprender a odiarnos.
Sé que yo,
me porté como un imbécil;
dentro de,
un armario cerrado.
Soy un lago,
de baladas profundas;
como muertos
con sombreros de copa.
Soy la noche
de desiertos fríos;
y no soy nada,
si no es contigo;
si no es contigo.
Y aún sigo,
y aún sigo,
escondido en tu equipaje.
Y aún sigo;
y aún sigo,
buscando amor,
en el fondo de los ceniceros;
en el fondo de los ceniceros.
Sé que tú,
no quisiste herirme;
porque tú,
eres la duda que más quiero.
Y estoy aquí;
estoy aquí,
a tu lado.
Y estás aquí,
en el lado bueno,
de mi vida.
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