He dejado mi sueño, mi pena, mi gana
guardá en el armario,
lo he lapidado con piedras
como si fuera un santo sudario
Ahora que no corre el tiempo,
que no sopla el viento a favor de nadie.
Ahora que duele el momento,
que los sentimientos no tienen desaire.
Ahora que el tiempo y el humano
van cogidos de la mano.
Ahora que nos sobra tiempo.
Ahora que hay buen rollo en el ambiente,
que no vamos de valientes,
que no hay guerra ni guerreros.
Ahora que medimos las palabras
y no hay ideas tan macabras
y se acompasa el contratiempo.
Ahora que no hay ogros ni princesas,
ni bajezas ni grandezas,
ahora que habla el sentimiento
Ahora que la calle está desierta,
destapamos la careta
que acunaban las mentiras.
Ahora fuera de odios y falsetas,
de historietas obsoletas
ahora que duerme la ira.
Ahora que si hay voz en las miradas,
no hay mal gesto en las caras
o en el rostro del desprecio.
Ahora que no existen emboscadas
y aunque sea una cabronada,
sin cerrarnos en estos momentos.
Quizá no funcionara
porque no pusimos ganas
por creer que una mirada
basta para crear amor,
quizás amiga mía
no pensamos en las heridas
y consecuencias que en la vida
traería el desamor.
Ahora solo nos queda
que el recuerdo sea el olvido,
que el olvido se haga tiempo
y el tiempo pase deprisa,
me tapan los momentos
que perdura en mis adentros
con esos primeros besos
que escondian tus sonrisas .
He dejado mi sueño, mi pena, mi gana
guardá en el armario,
lo he lapidado con piedras
como si fuera un santo sudario
Ahora que la vista ya no alcanza
el color de la esperanza
por haber segado el alma,
ahora que son noches de silencio,
somos barcos que en el mar muerto
se impresionan ante tan calma,
ahora que se abren puertas y cerrojos,
a la hoguera los despojos
que vistió un tiempo perdido
ahora que la voz se hizo silencio
en una playa de invierno
como un ángel malherido
He dejado mi sueño, mi pena, mi gana
guardá en el armario,
lo he lapidado con piedras
como si fuera un santo sudario
Ahora que no corre el tiempo,
que no sopla el viento a favor de nadie,
ahora que duele el momento,
que los sentimientos no tienen desaire.
He dejado mi sueño, mi vida,
mi norte mis ganas de verte,
en la orillita del río,
mi amor se ha dormido
y murió en la corriente