Aquella tarde, en la autopista anaranjada,
Besándote en clave de sol.
Desafiamos los letreros y las vallas,
En nuestra última rebelión
Y por los carriles, donde mártires ensayan,
Hacerse mitos de canción.
Me puse el guía en el centro de mi pecho,
Y Hemingway nos dijo adiós
Teníamos cervezas, una almohada y la
Teníamos ganas de seguir
Pan, jamón y queso,
En una nevera de playa.
No había mas nada que pedir.
Teníamos ganas de vivir
Al llegar a la orilla,
Seguimos andando,
Cruzando en blanco el litoral,
Y al plantar caseta,
Quedaban las letras,
De tu calma y mi delirio,
De la pólvora de Silvio
De liturgias que al fin y al cabo
No nos iban a cambiar
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