Una luz hermosa, ella se vistió,
nunca vimos nada igual, se resbaló.
Ella se dejaba acariciar por la canción
y sonreía hacia el lugar donde una vez yo me senté.
Y, si miraba hacia el pasado, no veía nada más
que fotogramas saturados y manillas
de un reloj que alguna vez le prometió
que habría una oportunidad.
Fuimos a parar a aquel local de la ciudad.
Luces y miradas confundiéndonos.
Y se agotaron esta vez de confusiones y dolor.
Las noches son mejores si nos vamos los dos.
No habrá peleas esta vez para brindar.
Entonces sucedió lo inesperado y sonreí.
Tú también mirabas y te vi.
Y nos fundimos, por un rato, hicimos desaparecer
al resto de la sala, fuego y aire, blanco renacer.
Nunca más me separé de ti.
Una luz hermosa, ella se vistió.
Nunca vimos nada igual, se resbaló.
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