A menudo los hijos se nos parecen
Y así nos dan la primera satisfacción
Ésos que se menean con nuestros gestos
Echando mano a cuanto hay a su alrededor
Esos locos bajitos que se incorporan
Con los ojos abiertos de par en par
Sin respeto al horario ni a las costumbres y a los que
Por su bien, (dicen) que hay que domesticar
Niño, deja ya de joder con la pelota, niño
Que eso no se dice, que eso no se hace
Que eso no se toca, cargan con nuestros dioses
Y nuestro idioma, con nuestros rencores
Y nuestro porvenir, por eso nos parece que son de goma
Y que les bastan nuestros cuentos para dormir
Nos empeñamos en dirigir sus vidas
Sin saber el oficio y sin vocación
Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones
Con la leche templada y en cada canción, niño
Deja ya de joder con la pelota, niño, que eso no se dice
Que eso no se hace, que eso no se toca
Nada ni nadie puede impedir que sufran
Que las agujas avancen en el reloj
Que decidan por ellos, que se equivoquen
Que crezcan y que un día nos digan adiós
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