El tiempo era entonces dinamita
Vivíamos colgados como estalactitas
Tu rimel era el mapa del dorado
No había visto nunca nada parecido
Usabas el perfume de un ciclón dormido
Y un carmín completamente arrebatado
Que me miraras así y llevarte lejos
Era todo lo que quería
Lejos de las miradas que nos encuentre la luz del día
Con tu boca descubriéndose en la mía
Na-na-na-na-na-na-na-na
Na-na-na-na-na-na-na-na
Na-na-na-na-na-na-na-na
Muriéndome de sed en aquel desierto
Montevideo era un libro abierto
Y la música, una jungla de jazmines
Yo iba con los tímpanos en las estrellas
Dispuesto al fondo blanco con la seda aquella
Y a besarnos en el fondo de los cines
Y con el tintinear de tus cien pulseras
Cada vez que te arreglabas el pelo
Supe que mordería la vida entera aquel anzuelo
Dos espaldas recostadas en el cielo
Na-na-na-na-na-na-na-na
Y en los bolsillos nada más que
Na-na-na-na-na-na-na-na
Tiempo, tiempo
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