Qué distintos los dos, tu vida empieza,
y yo voy ya, por la mitad del día,
tú ni siquiera vives, todavía,
y yo, ya de vivir, tengo pereza.
Sin embargo, cual busca la tibieza,
del planta que inflorar ansía,
persisto con afán tu compañía,
para que des calor a mi tristeza,
persisto con afán tu compañía,
para que des calor a mi tristeza.
Qué cerca y qué lejanos,
yo soy el viejo soñador,
tú la niña apasionada,
que cantando a la luz vas como un ave,
mas al mirarte cerca, me figuro,
que yo soy un castillo abandonado,
y tú, rosal abierto junto al muro.
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