Del calor de tu voz
recibí,
ritmos negros velaran
ven a mi.
Una mujer lloró
y una guitarra me siguio.
Si (ya) todo sigue igual.
Tan duro como aquel muro
caí en la trampa
moliendo lo permitido
seguía el juego.
El gran muro cedí,
no todo, todo sigue igual.
Ya nada te da igual.
IELE, IELE, IELE
NADA QUE PERDER
NADA QUE HACER
POR BABILÓN.
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