Tú, que llenas todo de alegría y juventud, y ves fantasmas en la noche
de trasluz,
y oyes el canto perfumado del azul, vete de mi;
no te detengas a mirar las ramas viejas del rosal, que se marchitan
sin dar flor,
mira el paisaje del amor, que es la razón para soñar y amar.
Yo, que ya he luchado contra toda la maldad, tengo las manos tan deshechas
de apretar, que ni te puedo sujetar vete de mí;
seré en tu vida lo mejor de la neblina del ayer, cuando me llegues
a olvidar, cómo es mejor el verso aquél, que no podemos recordar.
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