No recuerdo nada de la gente alrededor,
Sólo sus dos ojos y su voz;
No recuerdo cuantas horas pude resistir
Mi memoria está en el hombre al que vi morir.
Acuérdate de mí, cuando venga tu reino,
No me dejes solo.
Su voz me respondió y al mirarme sus ojos
Fueron mi esperanza.
No sé si era noche o era día en jerusalén,
Era tan extraña aquella luz;
No sé cómo fue que coincidí allí con él,
Sé que yo sí merecía aquella cruz.
Acuérdate de mí, cuando venga tu reino,
No me dejes solo.
Hoy mismo te veré cabalgando a mi lado,
En el paraíso.
No recuerdo nada bueno que haya hecho yo,
Sólo aquel momento que viví;
Cuando le vi a él por fin me pude ver a mí,
Mi miseria y mi maldad reconocí.
Acuérdate de mí, cuando venga tu reino,
No me dejes solo.
Su voz me respondió y al mirarme sus ojos
Fueron mi esperanza.
No recuerdo nada de la gente alrededor,
Sólo sus dos ojos y su voz;
No recuerdo cuantas horas pude resistir
Mi memoria está en el hombre al que vi morir.
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