¡Ay, cómo duele ser humilde!
¡Ay, cómo duele ser así!
Incomprendido por aquellos que no entienden
que no saben ni comprenden este don en mí
Como Doña Ingrata, con su gran cuenta en el banco
Con toda su lana compró conciencia de tantos
que ahora sólo falta que quiera comprar al Espíritu Santo
¡Ay, cómo duele ser humilde!
Como Don Cacique, entre los ciegos el gran tuerto
Él es quien dirige y ¡ay de aquél que le replique!
Es tanto que puede terminar dándole órdenes a Dios
¡Ay, cómo duele ser humilde!
Cuidado mi amigo con esto de la humildad
Sólo sé tú mismo, lo demás es un disfraz
La humildad es simple y hace grande al corazón
El orgullo no pasa de ser una hinchazón
Como Don Sufrido, que se la pasa a queja y llanto
porque nada sale y es la víctima de tantos
Cree que con sus penas se ha ganado la gran lástima de Dios
¡Ay, cómo duele ser humilde!
Como aquel cantante que se siente el gran Sinatra
Viejo o principiante es igual, mete la pata
pues aquel a quien representaba es justo a quien sustituyó
¡Ay, cómo duele ser humilde!
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