Eres madre muy sencilla, criatura del Señor,
Virgen pobre, Madre mía, llena de gracia y de amor,
Fuiste arcilla entre sus manos y el Señor te modelo,
Aceptaste ser su esclava, siempre dócil a su voz.
Yo quiero ser, arcilla entre sus ma-nos,
Yo quiero ser, vasija de su amor.
/Quiero dejar lo mío pare Él, para Él. /
No entendías sus palabras, pero respondes con fe,
Dejas que su amor te guie, confiando siempre en Él.
Por su espíritu de vida te dejaste transformar,
Te abandonas en sus manos para hacer su voluntad.
Dios y la Virgen Santísima los colmen de bendiciones.
Hagamos de la música católica un motivo más de orgullo
para los jóvenes.
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