1. Entre el barro y los sepulcros
se paseaba con temor
un humilde de Gerasa solitario y sin amor.
Maldecía: con sus gestos no podría comprender
que la vida y la esperanza llegarían hasta él.
Mismos acordes
Amarrado entres sus trapos de amargura y de dolor,
la gente lo rechazaba, le negaba su calor;
mas Jesús se hizo presente, con cariño lo acogió
transformando su miseria, como amigo lo llamó.
Cambia. Señor,
nuestros trapos de egoísmo y rencor;
danos, Señor, la limpieza
para vestirnos de amor.
Eres, Señor,
el camino de una nueva igualdad;
somos, Señor, la esperanza
de los que viven sin pan.
2. El humilde de Gerasa, transformado en su interior,
al Señor ha prometido ser discípulo de amor
y por todas las aldeas la injusticia denunció,
anunciándole a los pobres sendas de liberación.
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