Qué alegría cuando me dijeron:
«¡Vamos a la casa del Señor!»
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jeru-sa-lén.
1. Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá marchan los hombres,
el pueblo del Se-ñor.
2. Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por el pueblo del Señor, nuestro Dios,
te dese-o to-do bien.
3. Pidamos paz para la ciudad
vivan tranquilos los que te aman;
haya paz dentro de tus muros
SolMim7 La7 Re7 Sol
y en tus hogares feli-ci-dad.
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