Aquella noche prendía
el aire como un desgarro,
aquel "tablao" se encendía
con tan sólo tú mirarlo.
Cerró una ovación de flores
encarnadas y bermejas,
y hasta joyas arrojaban
mientras brindaban desde una mesa
como quien sin tener nada
entre jaleos su aliento deja.
Y el sol se hundía en su letargo
y la noche despertaba,
yo era un chiquillo y sin embargo
mi corazón retumbaba
cuando Bambino cantaba la rumba
del sabor amargo.
Si pudiera convertirse
en un regalo el amor
escogería la forma
de una joya o de una flor.
No busques nada más bello,
no existe, no tengas duda,
pues las cosas más hermosas
son para siempre o apenas duran,
pues las cosas más hermosas
son para siempre o apenas duran.
Y el sol se hundía en su letargo
y la noche despertaba,
yo era un chiquillo y sin embargo
mi corazón retumbaba
cuando Bambino cantaba la rumba
del sabor amargo.
Y aquella noche, que el duende
lo invocó un ángel gitano,
se hizo cielo el infierno
y al tocar por arrebato
lo efímero con lo eterno
entre palmas se rozaron.
Y el sol se hundía en su letargo
y la noche despertaba,
yo era un chiquillo y sin embargo
mi corazón retumbaba
cuando Bambino cantaba la rumba
del sabor amargo.
De tan a gusto que bebo,
de tanto apurar el vaso,
de tan a gusto que bebo,
de dar los tragos tan largos,
termino bebiendo el poso
y se me queda un sabor amargo.
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