Después que nos besamos,
con el alma y con la vida,
te fuiste por la noche,
de aquella despedida.
Y yo sentí que al irte,
mi pecho sollozaba,
la confidencia triste
de nuestro amor así.
Somos un sueño imposible
que busca la noche,
para olvidarse del tiempo,
del mundo y de todo.
Somos en nuestra quimera
doliente y querida,
dos hojas que el viento
juntó en el otoño.
Somos dos seres en uno,
que amando se mueren,
para guardar en secreto
lo mucho que quieren.
Pero qué importa la vida,
con esta separación;
somos dos gotas de llanto
en una canción.
Nada más, eso somos,
nada más.
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