Será que hay duendes aquí,
donde el paisaje es feroz,
es ferozmente bello su color.
Y aunque no siento el olor
al respirar por aquí
el cuerpo acusa la intención.
Allá en Neltume me fui
metiendo en un tobogán
de sensaciones que acá en Santiago no hay.
Allá en Neltume me fui
metiendo en medio de un mar
de bosques, gualles, raulí,
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mujeres, pelo negro y amistad.
Las lluvias viven aquí
porque es tan bello lugar,
en sus montañas verdes bosques hay.
Madera en todo lugar
y chimeneas igual
bandurrias merodean el hogar.
Con la visita del sol
pude mirar el volcán
y las montañas espolvoreadas de paz.
Las nubes corren aquí
tan libres como el chan-chan
y van pintando el volcán,
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cabalgan en su nieve al volar.
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Será que hay duendes aquí...
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