Desde el Jordán, Dios le habló al hombre:
No matarás, oye Israel.
Tierra sin paz donde el creyente
en confusión reclama poder.
¡Oh... arden los lirios
de Jerusalén!
Jerusalén ciudad marcada,
la espada cruel no se apartará.
De norte a sur truenan sus montes,
mientras su luz se hare oscuridad.
¡Oh... arden los lirios
de Jerusalén!
Entre las tinieblas planean la guerra
pueblos sin Mesías e hijos del Corán.
Franja, autonomía, cuestión palestina
mientras se debaten que sacrificar.
Siglos sin paz en Medio Oriente,
combaten hoy política y fe.
No importará la vida o la muerte.
Lo que verás no es realidad.
¡Oh... arden los lirios
de Jerusalén!
¡Oh... ciudad marcada!
¡Oh... Jerusalén!
¡Jerusalén!
¡Jerusalén!
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