MÚSICA: Mariano Mores
LETRA: Enrique Santos Discépolo
Uno busca lleno de esperanzas
el camino que los sueños
prometieron a sus an-sias,
sabe que la lucha es cruel y es mucha,
pero lucha y se desangra
por la fe que lo empeci - na.
Uno va arrastrándose entre espinas,
y en su afán de dar su amor
sufre y se destroza hasta entender
que uno se ha quedao sin corazón,
precio de castigo que uno entrega
por un beso que no llega
o un amor que lo engañó,
vacío ya de amar y de llorar
tanta traición...
Si yo tuviera el corazón,
el corazón que di,
si yo pudiera, como ayer,
querer sin presentir.
Es posible que a tus ojos,
que hoy me gritan su cariño
los cerrara con mis besos,
sin pensar que eran como ésos
otros ojos, los perversos,
los que hundieron mi vivir.
Si yo tuviera el corazón,
el mismo que perdí,
si olvidara a la que ayer
lo destrozó y pudiera amarte
me abrazaría a tu ilusión
para llorar tu amor.
Pero Dios te trajo a mi destino
sin pensar que ya es muy tarde
y no sabré cómo querer-te,
déjame que llore cómo aquel
que sufre en vida la tortura
de llorar su propia muer-te.
Pura como sos, habrías salvado
mi esperanza con tu amor.
Uno está tan solo en su dolor,
uno está tan ciego en su penar,
pero un frío cruel,
que es peor que el odio,
punto muerto de las almas,
tumba horrenda de mi amor,
maldijo para siempre y me robó
toda ilusión...
Y si olvidara a la que ayer
lo destrozó y pudiera amarte
me abrazaría a tu ilusión
para llorar tu amor.