I
Cuando la tarde agoniza
buscan refugio las aves,
el aura fresca y suave
invita a la inspiración.
Ensayo alguna canción
pulsando mi mbaracá,
pensando en ella que está
esperándome divina,
la morocha correntina
del pueblo Mburucuyá.
I
Envuelto en la soledad
voy galopando constante,
henchido mi pecho amante
por las ansias de llegar
ella me dijo al jurar
con ternura y devoción,
no desdeñes mi pasión
que marchitarás mi vida,
soy la sumisa cautiva
de tu gaucho corazón.
I
Y devorando distancias
hacia el edén de mi amor,
la noche con su rumor
me lleva al pie de su reja,
para decirle en mis quejas
que es grande mi desconsuelo,
y las estrellas del cielo
perfora el negro capuz,
pintando un velo de luz
en la cinta de su pelo.
Letra y música: Heraclio Perez - Antonio Niz
Acordes por Alejandro Aristimuño
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