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Bienvenida al vacío, en este río que ves
pesco siempre el mismo pez y me ahogo en los descuidos.
Soy lo que queda encendido cuando sus ojos se cierran
soy su mueble preferido, soy la sombra de sus piernas.
Ya no tengo nada mío desde que empeñé el destino
ya todo es de esa mujer que no me canso de querer.
Pero que apenas me quiere, le da lo mismo si me hiere.
por amargarme la vida me recuerda que me olvida más de las veces que puede.
Por eso nunca me pidas nada que no pueda darte
que se quedó con mi parte, que me confiscó la vida.
Que yo no puedo cuidarte, no tengo que prometerte
que no te veo al mirarte, que no tengo al tenerte.
Que tarde nos conocimos, qué paraíso perdimos
dónde fuimos a nacer, ya es tarde para saber a donde se quedó tu abrigo.
Nunca salimos de casa, nunca vimos otro cielo
nunca nos dieron las gracias por ser tan inofensivos y creer como creemos.
Bienvenida al vacío en este río que ves
tantas veces yo me ahogué que ya me aprendí el camino.
Soy lo que ha sobrevivido a su manera de amarme
soy un guiño en su desaire, soy su caso más perdido.
Que a veces llama de noche para decir que está sola
que tardan en pasar las horas que me veo diferente de la gente en su memoria
que damos la misma sombra, que solo cabe en mi abrazo
que estamos todos de paso, que ya está el café en el fuego,
que me pida un taxi, ahora.
Bienvenida al vacío, en este río que ves
pesco siempre el mismo pez y me ahogo en los descuidos.