Tirando monedas sin pena a la fuente vacía
me quedo esperando un milagro sentado en la vía
mi casa está sola y me aguarda una luz encendida
me pierdo en silencio cumpliendo promesas con una firmeza suicida.
Prendiéndole velas a una traicionera bendita
que a veces se aturde, confunde mi voz y me olvida
me cuelgo del cielo y me veo, sin suelto y sin cita
la mano cruzando los dedos se quema en un fuego de llama perdida.
Creyéndote, creyéndote, creyéndote y haciéndome pedazos
muerto de pie, salto sin red, cayéndome en la cueva de tu abrazo
perdiéndome, perdiéndome, perdiéndome.
Por tu jardín sin florecer, voy ciego hacia el señuelo del fracaso
no puedo ser, no puedo ser devoto de la imagen en el mármol
que esconde a la Virgen de Lossinfé.
Pisando mi sombra, pidiendo la sobra al mendigo
buscando el destino en la borra de tu café frío
persigo tu huella con el pie derecho al camino
mirando una estrella fugaz, me olvidé de la paz y pedí lo perdido.
Jurando sin suerte por todo abandono el designio
de cargar la cruz y el tabú por correr el peligro
sin otro amuleto secreto que el escalofrío
de no tener nada a favor, ni siquiera tu amor, ni siquiera tu olvido.
Creyéndote, creyéndote, creyéndote y haciéndome pedazos
,
muerto de pie, salto sin red cayéndome en la cueva de tu abrazo
perdiéndome, perdiéndome, perdiéndome.
Por tu jardín sin florecer, voy ciego hacia el señuelo del fracaso
no puedo ser, no puedo ser devoto de la imagen en el mármol
que esconde a la Virgen de Lossinfé.