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Cuando tus pechos eran dulces mujer de río
y era sencillo sentirse dueño del calendario
tibio el invierno, largo el verano corta tu falda y los ojos claros
de tu mirada jurando algo.
Entre lo eterno y lo pasajero despertó el sueño
con la esperanza en la fe descalza del sin remedio
seca la boca, grande la cama lejos el beso que te faltaba
trampas que tiende la madrugada
Y desde entonces trato de no dormir nunca
de no confiar en nadie, ni hacer preguntas
y desde entonces ruedo, ruedo, ruedo sin saber a donde voy.
Cuando eran negros o marrones aquellos grises
los paredones pruebas de yerros de los fusiles
las consecuencias eran canciones, las causas siempre desilusiones
las cartas mapas de lo imposible.
Entre lo mágico y lo sensato despertó el sueño
con la confianza desanudada en su propio espejo
afuera llueve y adentro duele la falsa calma de las paredes
trampas que tiende lo que se quiere.
Y desde entonces trato de no morir nunca
por si cambiara el mudo y no hallaras mi tumba
y desde entonces ruedo, ruedo,ruedo sin saber a donde voy.
Cuando tus ropas eran la bandera enemiga
y todo aquel al que pronunciaras me destruía
cuando la Cruz del Sur era muestra del cementerio que es esta tierra
si no te puedo besar en vida.
Entre lo justo y lo que te debo despertó el sueño
con la confusa excusa de haberte extrañado a tiempo
era muy tarde en la Buenos Aires que te mentía desesperante
trampas que tienden estas ciudades.
Y desde entonces trato de no dormir nunca
de no confiar en nadie, ni hacer preguntas
y desde entonces ruedo, ruedo, ruedo sin saber a donde voy.
Ruedo sin saber a donde voy
Ruedo sin saber a donde voy
A donde voy... ruedo
Ruedo sin saber a donde voy
Ruedo sin saber a donde voy
Ruedo sin saber a donde voy