Cejilla 3
Cuenta una leyenda añeja
que por tierra de coyotes
viajaban siete mariachis
regalando sus canciones.
Dentro de sus guitarrones
guardan diez kilos de hierba
pa´ alegrar los corazones
de los cuates que congregan.
Le perdieron ya el respeto
al cacique y a la mafia.
Lola, sírveme otra chela
que suena la serenata.
Traficantes a lo macho,
escorpiones de tequila.
Andan los gringos colgados
de sus cuerdas bendecidas.
Cuando suben los licores
aúllan a la luna llena
y le sacan los colores
a la pálida tristeza.
y le sacan los colores
a la pálida tristeza.
Tanta fue su fama que
llegó a oídos indiscretos
y el Cartel les sorprendió
en una noche de concierto.
Siete balas como fin
en mitad de una ranchera.
Esa noche no hubo bis,
con el Cartel no se juega.
Traficantes señalados,
escorpiones de tequila.
Han sido tiroteados
sin piedad, a sangre fría.
Ya no suben los licores,
Bajan las almas en pena.
Despertaron a Dolores
disparos de metralleta.
Despertaron a Dolores
disparos de metralleta.
No termina aquí su historia,
dicen que de madrugada
se oyen cantos de victoria
en cantinas ya cerradas.
Y un aroma verde va
perfumando las esquinas,
son los siete mariachis
con su vieja mercancía.
Traficantes a lo macho,
escorpiones de tequila.
Andan los gringos colgados
de sus cuerdas bendecidas.
Cuando suben los licores
Aúllan a la luna llena
y le sacan los colores
a la pálida tristeza
y le sacan los colores
a la pálida tristeza.
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