El cielo de mi niñez
tuvo un aroma de albahaca y pan,
un sol de candor bajo el sol.
Mi madre andaba en la luz
de una provincia de eternidad
y era un regazo el verdor
y era verano el color
del amor.
Allá quedó mi madre y la luz,
pero yo tengo que andar
cuidando que en la ciudad
crezca la flor.
Yo sé que debo cruzar,
lejos del cielo de mi niñez,
un tiempo de furia y canción.
Yo tengo que rescatar
aquel aroma de albahaca y pan
que la ternura me dio,
como una rama de amor
verde y sol.
Allá quedó mi madre y la luz,
pero yo tengo que andar
cuidando que en la ciudad
crezca la flor
crezca la flor
crezca la flor
El cielo de mi niñez
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