Siempre te estaré esperando,
en las puertas del amor.
Ponte tu vestido blanco;
deja abierto el corazón.
Pequeño diablo,
mi principio y mi final;
mi sol nocturno,
mi planeta personal.
Te quiero,
te quiero;
te quiero,
y no quiero nada más.
Esta lluvia de verano,
que es tormenta si te vas;
acaricia mis recuerdos,
como flechas de placer.
Y te quiero,
nanana...
Te quiero,
nananana...
Te quiero,
y no quiero nada más.
Yo te quiero,
nananana...
Te quiero,
nanana...
Te quiero,
y no quiero nada más.
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