Esta no es una canción
que aspire a ser mejor
que todas las de antes.
Es una humilde reflexión
acorde a la invasión que alcanzan tus alcances.
Es una arritmia en el amor
una rima con temblor
un enero acalorado.
Un espejismo dilatado
el frío de un acantilado
un golpe en el riñón
una navaja suiza nacionalizada en mí
un laberinto con entrada doble
el eslabón perdido de tu estadio
y el grito de mis aficiones.
Un punto ciego en la ventana de tu francotirador,
una guerra de granadas y sevillas,
un recuerdo en la cortina de cualquier fotomatón,
y un abrazo de vinagre en las heridas.
Un punto ciego en la ventana de tu francotirador,
una guerra de granadas y sevillas,
un recuerdo en la cortina de cualquier fotomatón,
y un abrazo de vinagre en las heridas.
Me declaro disidente de la desesperación
me acorralas con caricias infinitas
me declaro delincuente detenido por error,
engañado por tus idas y venidas
me declaro conveniente de tu reverberación
de tu vida de la mía y de la nuestra
de tu risa y de tu aire,
de tu gracia en carne viva
de tus besos que están de gira.
Un punto ciego en la ventana de tu francotirador,
una guerra de granadas y sevillas,
un recuerdo en la cortina de cualquier fotomatón,
y un abrazo de vinagre en las heridas.
Un punto ciego en la ventana de tu francotirador,
una guerra de granadas y sevillas,
un recuerdo en la cortina de cualquier fotomatón,
y un abrazo de vinagre en las heridas.
Y un abrazo de salitre en tus orillas
y un abrazo destilado con saliva.
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