Pensaba que esto pasaba a otros.
Esa mañana me quise morir.
Promesas azules, lo eterno llamaba,
el mundo era nada, nada... por desear.
Parado en la piedra que daba al abismo
miré el paisaje por última vez.
Y todas las cosas que yo despedía
se hicieron imanes diciendo... seguí.
Y ahora de nuevo metido en el viaje.
Idilio conmigo puedo cantar
Ese paisaje no era humano,
el valle, el norte, colores de un Dios.
Y yo, pedregullo, orgullo caído
volví de la nada a ser... sólo un ser.
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