Dime, dime por qué yo, que un día te dejé,
me escondí de tu voz y de tu lado escapé.
Dime, dime por qué a mí me llamaste a ser
sacerdote de Dios, portador de la fe.
Dije para mí: "no me ve mi Dios,
mi pecado quedará oculto al Señor".
Olvidé tu Ley y a mi alrededor
crecieron las sombras y nació el dolor.
Dime, dime por qué yo, que un día te dejé,
me escondí de tu voz y de tu lado escapé,
dime, dime por qué a mí me llamaste a ser
sacerdote de Dios, portador de la fe.
Pero fuiste fiel a tu Corazón
y anegaste mi alma en el mar de tu amor.
Bastó una palabra y la luz volvió,
tu promesa es eterna. Contigo voy, Señor.
Dime, dime por qué yo, que un día te dejé,
me escondí de tu voz y de tu lado escapé,
dime, dime por qué a mí me llamaste a ser
sacerdote de Dios, portador de la fe.
Contigo a mi lado ¡qué feliz seré!
Tu Palabra es la Vida, mi alimento es la fe.
Si Tú vas conmigo, ¿a quién temeré?
Sembraré tu alegría, te daré a conocer.
Dime, dime por qué yo, que un día te dejé,
me escondí de tu voz y de tu lado escapé,
dime, dime por qué a mí me llamaste a ser
sacerdote de Dios, portador de la fe (bis).
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