Todos los días estás
flotando en el pensamiento
de mi caminar,
brillando entre aguas del mar.
Rodando por calles, detrás
del tiempo del sol y los vientos
de la libertad,
te miro, te busco y no estás.
Te sueño en cada
noche serena de papel,
inmaculada,
con tu adecuada palidez.
Un sueño de azúcar y sal
que crece y florece en tus días
de primavera
despierta en mi voz al bajar.
Y vuelvo y no sé dónde estoy.
El parque, la estación de la música,
de lo que se va
¿qué hora es? Ya es tarde para andar
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