«En la vida todo es ir a lo que el tiempo deshace. Sabe el hombre dónde nace y no dónde va a morir.» El hombre que en la montaña -por la cruz de algún camino- oye la voz del destino, se aleja de su cabaña. Y prosiguiendo su hazaña se dirige al porvenir una esperanza a seguir. Mas no ha de volver la cara, pues la vida es senda rara: en la vida todo es ir. Miro esa palma que airosa su corona al sol ostenta y miro lo que aparenta la esplendidez de la rosa. Contemplo la niña hermosa riendo a lo que le place, y lo que el viento le hace a la hoja seca del jobo: es la vida como un robo a lo que el tiempo deshace. Tuve un hermano que dijo -«Cuando salí de Collores...»- Así cantó sus amores al Valle del que fue hijo. Una y otra vez maldijo la gloria que en letras yace, (y en que su nombre renace), pues que llegó a comprender lo poco que es el saber: sabe el hombre dónde nace.
No hay más. Un solo camino que se quisiera tomar, mas la suerte del andar maltrata y confunde el tino. Nadie niegue su destino. Es que ser hombre es seguir -y un ideal perseguir- por la vida hacia delante, sabiendo lo que fue enante y no dónde va a morir.
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