Cuando el coro de la selva
ya no canta para nadie,
tiembla el cielo en la tormenta,
va la sombra en su azabache.
Eclipse de luna llena,
eclipse de ardiente sol,
las alcantarillas tragan
lo que le sobra al dolor.
Van cayendo las mentiras,
van cayendo las verdades,
se va abriendo paso el juego
de las nuevas vanidades.
Súper hombre, el hombre nuevo,
habla solo y para nadie;
esta fiesta se dilata
y a algunos se les hace tarde.
Y yo me juego la cabeza,
y, aunque parezca solo,
creo en vos.
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