Nostalgiosa llevo el alma,
por las calles de la ciudad:
gusto a polvo, mi silbido largo
suspirando zambas se me va.
El recuerdo de mi tierra,
por la sombra me subirá
y mis ojos por el cielo lejos,
con las golondrinas volverán.
La montaña alimenta mi voz,
como el río que corre hacia el mar.
Alma mía, fugitiva;
golondrinas de mi corazón.
Busco al fondo de la calle un cerro
pero encuentro el cielo y nada más.
Donde quiera que yo vaya,
la nostalgia me seguirá:
el paisaje por mi sangre crece
y en mi boca herida cantará.
Volveré, cuando el verano
se derrame por el sauzal:
quiero hundirme en esos ríos turbio
donde el barro huele a temporal.
La montaña alimenta mi voz,
como el río que corre hacia el mar.
Alma mía, fugitiva;
golondrinas de mi corazón.
Busco al fondo de la calle un cerro
pero encuentro el cielo y nada más.
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