Arrastrando una cadena por el mundo, buscando amor sin ser
correspondido,
arrastrando esta pasión yo voy sin rumbo, sólo embriagado
con las copas del olvido;
yo jamás he conocido la ternura, de esa mujer que causa
mis desvelos,
hoy maldigo su querer y su hermosura, que me reviven el martirio
de los celos;
Ni piedad ni compasión por mí ha sentido, ingratitud tan sólo
le merezco,
ni quieriéndola olvidar jamás la olvido, aunque la quiera aborrecer
no la aborrezco;
yo tan solo soy culpable de mi suerte, y el padecer por siempre
es mi condena,
a su ingrato corazón sólo la muerte, acabará con el tormento
de mi pena.
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