INTRODUCCIÓN:
Vecina, ¡qué bonita es usted!
se me van los ojos tras de sus encantos
al verla pasar.
Por Dios que ya no aguanto
las ansias de hablarle
y de confesarle
este mi gran amor.
Vecina, ¡qué bonita es usted!
¡cuántas cosas bellas quisiera decirle
al verla pasar!
y yo que sólo tengo ojos para mirarla
me muero de tristeza al sentir su frialdad.
Vecina, princesa de mi barrio,
yo que tanto la quiero y usted ni siquiera
me ha querido mirar.
PUENTE:
y yo que sólo tengo ojos para mirarla
me muero de tristeza al sentir su frialdad.
Vecina, princesa de mi barrio,
yo que tanto la quiero y usted ni siquiera
me ha querido mirar.
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