Catequista parroquial, rompe tu bloqueo mental.
catequista parroquial, sal de tu estado fetal.
Tanto enseñar a los niños cómo caer y partirse los piños,
cogerlos ahora que son pequeños y hacerles vivir en un mundo de sueños.
Serán como tú unos pobres ingenuos.
Catequista parroquial, conmigo lo hiciste fatal.
Tu intención era buena pero yo me quedé subnormal.
Y entonces pasé años y años
sin distinguir verdad del engaño.
Y luego quise salir del rebaño y vi que lo bueno también hace daño.
Y no es por ti si todavía me apaño, pipiolo.
Tú sigue tu camino, que yo seguiré el mío.
Ya nos contaremos lo bien que nos ha ido.
Catequista parroquial, hay que cambiar el percal.
Un hombre que no piensa es lo mismo que un animal.
Estamos saliendo del siglo XX
y pensamos lo mismo que en el XIX.
¿Volveremos a usar el crucifijo para espantar a nuestros hijos?
Aún está por ver si seremos tan pijos.
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