Que feliz me hace el camino
la suerte de mi destino
ya voy llegando a Telares
por ahí se disipan penas
las penas de mis pesares.
La luna besa la costa
y allí se transforma todo
en un vuelo quebradizo
en el surco de la noche
rayos de acero y hechizo.
Un ochogo mal herido
corta el cielo como magia
de los que sabe creer
entre la vida y la muerte
todo comienza a crecer.
Que feliz me hace el camino
la suerte de mi destino
ya voy llegando a Telares
por ahí se disipan penas
las penas de mis pesares.
Baja el río y en su espuma
lleva mil años diciendo
toma mi agua y rega
sobre estos campos de olvido
muy lejos de la ciudad.
Lo seco no atajan nada
y cuando los besa el viento
se deshilachan sus ramas
se vuelven polvo en el viento
hacen la tierra mañana.
El cause viajero lento
es el oro de los viejos
callejones milenarios
surcando solo esperanza
por bañados salinados.
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