Era un pobre diablo que siempre venía, cerca de un gran pueblo donde yo vivía
joven, rubio, flaco, sucio mal vestido, siempre cabisbajo, tal vez un perdido
¡Tal vez un perdido!
Un día de invierno lo encontraron muerto, dentro de un arroyo próximo a mi huerto
varios cazadores que con sus lebreles, cantando marchaban, entre sus papeles
¡entre sus pa-pe-les!
Entre sus papeles no encontraron nada, los jueces de turno no encontraron nada
hicieron preguntas al guardia nocturno, este no sabía nada del extinto
ni el vecino Pérez, ni el vecino Pinto
Una chica dijo que sería un loco, o algún vagabundo que comía poco
y un chuzco que oía las concersaciones se tentó de risa
¡ Vaya unos simplones, vaya unos simplones !
Una paletada le hecho el panteonero, luego de un cigarro se caló el sombrero
y emprecndió la vuelta trás la paletada, nadie dijo nada...
¡ Nadie dijo nada !
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