Como la cierva a las fuentes de agua,
así anhela mi alma al Señor;
yo llegaré y veré el rostro,
inefable de nuestro Dios.
Lo mismo que la cierva suspira
por las corrientes de agua
así mi alma suspira por ti oh Dios.
Mi alma tiene sed de Dios
del Dios vi-i-vo;
cuando lo veré y moraré en su presencia.
Por qué te abates alma mía
y te inquie-e-tas;
espera en tu Dios tu Salvador