Si sale mal
domaré
mi alma y un café.
Y seguiré,
por qué no,
de cara a la pared.
Y me caerán tormentas que son de ranas.
Y con el sol haré del salón un horno.
Vuelve a pasar
y el temor
se asienta en mis pies.
Y una vez más,
por error,
se ha vuelto comodón.
Y me caerán tormentas que son de ranas.
Y con el sol haré del salón un horno.
Llego a sentir
que el colchón
me tiene compasión.
Y hoy seré,
como no,
más pequeña que un botón.