El instrumento más importante que tiene el llanero es el cuatro.
Guinda este detrás de la puerta de su cuarto y le sirve, de tarde
al regresar de una jornada sabanera, para entretenerse cantando
tonadas y pasajes y no negocia ese cuatrico por nada del mundo a
menos que no sea por amor, ahí si es verdad que la cochina torció
el rabo.
Por amor hasta se lo deja empeñado a una muchacha por cien
besos y es capaz de esperar que pase bastante tiempo pa´que gane más
interés pa´devolverle bastante cuando vuelva por él.
Este cuento es muy bueno, escuchen...
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Unos dicen no me olvides,
otros te volveré a ver
pero la gente no sabe
lo que suele suceder.
En el por si acaso de mi alma
yo cargaba por doquier
cedro amargo y cuatro cuerdas para endulzar el querer
cedro amargo y cuatro cuerdas para endulzar el querer.
Viene la gente y pregunta
que si se secó el vergel
que si abandoné mi cuatro,
que si se me echó a perder.
Que si fue que lo herraron
como al caballito aquél
el que herró Juan Parado con el casquillo al revés
paque lo busquen pun lado cuando poel otro se fue.
No se preocupen mi gente
yo les voy a responder
mi cuatro no está herrado
con el casquillo al revés.
Sino que anda por derecho
atrás de un cariño fiel
mi cuatrico compañero me lo tiene una mujer
mi cuatrico compañero me lo tiene una mujer.
Como ella se embelesaba
un día yo se lo empeñé
ella me entregó cien besos
que le quedé a devolver.
Lo que pasa es que yo dejo
que gane más interés
padevolver cien más cuando yo vuelva por él
padevolver bastantes cuando yo vuelva por él...
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