Un par de porteños gilastrunes de morondanga
se mandaron al otro wing de la tierra
pa mostrarle a la gilada
un gotán natal que los tipos no junaban
y tocaron a Gardel a Lepera a Manzi y la Vaca.
La minusa, la papusa, la grela y la percanta,
campaneaban la pinta, los timbos, la teca y la labia
y mientras los pelandrunes cantaban sus pavadas
los otarios perfumados gastaban la plata.
Derrochando los mangos, morfando a dos manos,
chupándose un trago, volvieron al barrio.
La valija pesaba un pasaje y cien de salame
Cucifais era el nombre con que el dúo se apodaba
Cuchuflito era un bepi que batía que los admiraba
pero un día se piantó con la guita que tanto ganaban.
Fueron manyando el mundo, copando las paradas
los pitucos envenenaos los rajaron a patadas
Silvando bajito se tomaron el olivo
y rajaron rumbeando pa el lado argentino.
Derrochando los mangos, morfando a dos manos,
chupándose un trago, volvieron al barrio.
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