(intro x2)
Más bien perplejo recorría las aceras,
´¡Oh! cuán curiosa -me decía- es la mujer´,
cuando el paréntesis cordial de unas caderas
interrumpió mi melopea y el anochecer.
Sus ojos negros bajo el ala de un sombrero
me sorprendieron, yo sentí su bisturí.
´¿Puedo besarte -dije-, bella mosquetera?´
y ella no quiso decir no, pero tampoco sí.
¿Cómo saber si su silencio era sincero?
Mi mano diestra hasta su cara se acercó.
¿Puedo quitarte por lo menos el sombrero?,
y ella no quiso decir sí, pero tampoco no.
Se lo quité, naturalmente, y suavemente
y con su pelo su sonrisa vio la luz.
Una farola iluminó lo suficiente
y acarició mi corazón la pluma de avestruz.
(intro)
Y nos besamos, vive dios que nos besamos,
que conocí antes su lengua que su voz.
´Si quieres -dije- aquí mismo nos casamos.´
´Los barrenderos -respondió- nos echarán arroz.´
´Llevo las llaves, casualmente, de El Retiro
que es un jardín con un palacio de cristal ...´
´Soy friolera y, retiro por retiro,
en mi buhardilla hay plantas y no se está nada mal.´
(intro)
Y era verdad que era un bonito invernadero,
entre sus plantas unas cuantas de fumar
y en la pared un gran retrato de Durero
que me miró un tanto celoso. Y la volví a besar.
Hacia las seis de la mañana me lo dijo:
´aún no lo sabes pero soy una canción´.
Sí lo sabía pero yo nunca corrijo
a una canción que está conmigo bajo un edredón.
(intro)
´Ahora te vas y por la calle me recuerdas,
deja la llave del portal en el buzón
o si prefieres te la quedas, no la pierdas
pero no vuelvas por aquí si no es con mi canción.´
Y regresé más bien perplejo a las aceras,
´¡Oh!, cuán curiosa -me decía- es la mujer´,
tras el paréntesis fugaz de sus caderas,
y me abracé a mi melopea y al amanecer.
(intro)
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