En tus manos divinas de Padre
Hemos puesto, Señor, nuestro mundo.
Estos brazos que elevan alegres
Las ofrendas de vino y de pan.
Esta tierra labrada con pena,
Donde brilla velada tu luz.
El trabajo que une a los hombres
Con abrazo de esfuerzo común.
Nuestro mundo, camino hacia el cielo,
Nuestras vidas sedientas de ti.
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