Introducción
/ Escúchanos, Señor, ¡escucha
nuestros gritos en la noche!/
Secaron nuestra voz en el silencio,
de cerca siguieron nuestros pasos.
El temor allana nuestras casas
recordando sus burlas y tormentos.
Sus palabras están llenas de mentiras,
nos hieren los oídos sin descanso.
Pero algunos le hacen eco de sus dichos
acatando sus consignas, sus engaños.
Cambiaron el sentido a tus palabras,
la justicia y libertad no se conocen.
El amor algo dulce y alienante,
que bautizan a veces con tu nombre.
No eres amigo de farsantes
que encadenan a tu pueblo con promesas.
Ni ofreces amistad a los traidores:
que fracasen sus proyectos criminales.
Y volverá a nosotros la alegría,
tu pueblo cantará siempre a tu Nombre;
/junto a Ti obtendremos la victoria,
el gran día amanece tras la noche./
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